Érase una vez un país por descubrir.
En enero de 2015 me escapé a la capital de Transilvania, donde se escondió el gran conocido Drácula. Además de frío y nieve me encontré con una ciudad llena de vida, de gente Erasmus, de muchos locales muy bien decorados, de unas discotecas en las que podías llegar a ver la luz del sol sin darte cuenta... En definitiva, una ciudad a la que se puede llegar con compañías low cost como Wizzair y en la que la amabilidad de la gente y los platos típicos como el "paprika" harán que no os arrepintáis.
El primer día visitamos el centro de la ciudad, con sus grandes plazas y las pequeñas tiendas en las que se vendían "piscolabis" hechos siempre a base de pan (¡y a menos de 1€!). A la mañana siguiente nos escapamos hasta Turda, un pueblo cercano que presume de tener la mina de sal más grande de Europa, con una profundidad de vértigo. Por la noche, nos acercamos hasta los bares y discotecas de las afueras, siempre llenas de gente y en las que el precio de la entrada os sorprenderá; nada que ver con las de España, cuestan mucho menos y la calidad de las bebidas suelen ser mejores.
Aquí os dejo el link a la galería de fotos que recogen los lugares más importantes de la ciudad, ¡espero que os gusten!
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